Cuartetazo

El partido fue para archivarlo. Para verlo una y mil veces. Por la goleada, por el baile de salón, por el terremoto. Porque Almirante Brown va resurgiendo de sus cenizas. La quita de 18 puntos fue dura, pero el equipo de Giunta avanza a paso firme y ya está a dos unidades de empezar a sumar. Muchísimo a esta altura del torneo. Y al mostrarse sólido se puede pensar que el desempeño ante Talleres no fue una golondrina de primavera.

Desde el vamos, un esquema arriesgado el de Blas Armando. Pero como los soldados le respondieron, La Fragata no estuvo en aprietos nunca. A ver: Peralta como comandante del fondo, apuntalado correctamente por el resto de la zaga. Meza Sánchez recuperando, cerrando, y dando el pase justo. Cardoso y Penco goleadores, como corresponde. Y la magia de Román Díaz. Volante izquierdo por momentos, enganche en otros, delantero casi siempre. Jugó de todo. Y coronó su tarde con un zurdazo tres dedos que dejó pintado a Brasca.

Brown ya había armado un carnaval irremontable y no metió más goles porque se relajó en lugar de seguir definiendo con la misma precisión. Claro, si hizo tres en el PT y en el arranque del segundo clavó otro cachetazo. Probablemente no vuelva a cruzarse con un rival tan desorientado, pero la confianza que generó el 4-0 será un trampolín para encarar lo que viene. Y si sus pilares consiguen mantener este nivel, la quita de puntos será una lejana anécdota para archivar, como la receta de esta salsa para comer Tallarines.